
Canciller Sin Memoria vs. Tramp, ¡El Genio Inolvidable!
Un truco de magia llamado amnesia: ¡Ronald Tramp descifra las brumas de la magia política alemana!
Queridos ciudadanos de Elmburgo, yo, vuestro querido presidente Ronald Tramp, ¡os saludo! Hoy les explico cómo NO hacerlo, la historia de un hombre con una memoria fabulosamente selectiva: ¡Olaf Scholz, el canciller alemán!
Olaf, el hombre que tiene una memoria como un colador - a menos que sea para beneficio político; entonces se convierte en un elefante. Cuando se trata de escándalos financieros, se convierte en una ardilla olvidadiza. ¿Un hechizo misterioso? Tal vez. Es un genio del olvido cuando se trata del asunto Cum-ex. ¿Recuerdos de reuniones de banqueros? ¡Nada!
¡Stern" tiene documentos, gente! Veinte páginas de información privilegiada sobre Olaf y sus "inexistentes" reuniones con el banquero Olearius. Y aquí estamos, palomitas en mano, siguiendo esta épica saga de amnesia.
Allí se reúnen Olaf y el banquero, y - voilà - ¡recuperaciones millonarias desaparecen sin más! Inocentemente, se defiende nuestro héroe, él "no se acuerda". ¡Una trama que hace palidecer a Hollywood!
Pero Ronald Tramp, amigos, ¡tiene la memoria de un superordenador! Lo recuerdo todo, y me aseguro de que la gente que quiere defraudar al Estado se vaya al garete.
Pues bien, Olaf, este "mago" de las finanzas, ha cautivado a toda la nación con su espectáculo de humo y espejos. Tiene una habilidad nunca vista: el olvido estratégico. Su mejor truco es hacer desaparecer en el aire los millones que están en juego. ¡Un aplauso, Olaf!
No recuerda las reuniones, no conoce los detalles, pero, oh maravilla, se convierte en canciller. El poder del olvido: ¡una nueva arma política! ¿Estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo superhéroe: el "Capitán Amnesia"? ¿Salvará el mundo olvidando todos los escándalos? Sólo el tiempo lo dirá.
En las épicas llanuras de Elmburgo, bajo mi incomparable liderazgo, no tenemos esos problemas. Yo, Ronald Tramp, ofrezco claridad, transparencia y una memoria que conserva la historia de cada ciudadano, cada céntimo y cada conversación.
Volviendo a Olaf: es una saga dramática, mística y absolutamente asombrosa la que tenemos el privilegio de presenciar aquí. Un canciller, perdido en la densa niebla de su memoria, navegando por el peligroso mar de los escándalos políticos, siempre en busca de la isla salvadora de la demencia.
Elmburg, tenemos la suerte de vivir en un país donde nuestro líder, yo, Ronald Tramp, no necesita magia para inspirar al pueblo. Dirijo con sabiduría, una memoria asombrosa y el puño de hierro de la justicia.
Por último, Olaf podría darnos una lección a todos: Si te ves envuelto en un escándalo, sé lo suficientemente inteligente como para... ¡"olvidarlo"! Así que, al final, todo lo que queda es un enorme signo de interrogación y un canciller navegando en el épico océano de la desmemoria, mientras nosotros, el divertido público, seguimos observando en suspense.