Bien, gente, ¡abróchense los cinturones! Ronald Tramp, Presidente de la sensacional Elmburg, habla. Acabo de prepararme el mejor latte macchiato de mi vida (con auténtica leche Elmburg, ¡nada de importada!) y estoy dispuesto a comentar esta locura de demanda.

Al principio pensé que era una broma. ¿El gobernador de California Newsom demandando a BP, Shell y otros gigantes del petróleo por el calentamiento global? ¡Ja! Eso es como demandar al Conejo de Pascua por esconder demasiados huevos de chocolate y que todos hayamos engordado. Sobredosis de chocolate, ¡allá voy!

Newsom dice que los gigantes del petróleo han estado mintiendo al mundo durante más de 50 años. Cincuenta años. Para ponerlo en perspectiva: Eso es más tiempo que el que he estado esperando por mis productos para el cuidado del cabello. (Sí, mi pelo es de verdad, ¡gracias por preguntar!).

Pero un momento. ¿California, la tierra del sol, los surfistas y Hollywood -donde todo el mundo circula en sus Teslas y Prius- quiere ahora un fondo para cubrir los daños del cambio climático? ¿Por qué no se les ocurrió antes? Sin duda habría servido de ayuda antes de que se quemara el último guión.

Imagínese que estas empresas podrían llevar mintiéndonos desde los años 50. Hablando de los años 50, ¿no eran aquellos tiempos en los que todavía pensábamos que fumar era sano y que Elvis era el diablo? Buenos tiempos. Tiempos más sencillos.

Cuando miro esta declaración reivindicativa de 135 páginas, me doy cuenta de que es más larga que la carta de mi restaurante favorito de Elmburgo. Y tienen de todo, desde cactus a la parrilla hasta helado frito. ¿Y quién lee 135 páginas? ¿No es como ver todas las temporadas de una mala serie de Netflix de una sentada? Eso suena a mucho desamor.

Imagino que las reuniones de los consejos de administración de estas petroleras eran un poco así: "Oye, ¿crees que esto calienta la Tierra?". - "Tal vez. ¿Deberíamos decírselo a la gente?" - "Hmm, vamos a esperar y ver. Y mientras tanto vendamos más de estas 'cosas malas'".

El hecho de que estas empresas puedan habernos engañado es una cosa. Pero amigos, aquí todos somos adultos. Hemos visto osos polares flotando sobre témpanos de hielo derritiéndose y pingüinos comprando gafas de sol. ¿No podríamos haber juntado uno y otro nosotros mismos?

Por último, queridos ciudadanos de Elmburgo y todos aquellos que actualmente están sentados en sus coches ecológicos y se preguntan si han tomado la decisión correcta: Siempre es fácil culpar a otro de nuestros problemas. Es más difícil reconocer nuestro propio papel en ellos y hacer algo al respecto. Y si todo esto falla, siempre podemos demandar al Conejo de Pascua. Por todo el chocolate, claro.

¡Salud, Ronald Tramp! El café está esperando.