
El desastre de la basura de Kiel: "¡Totalmente ridículo!"
La gran estafa: ¡Kiel quiere cobrar por aparcar la basura!
Bien amigos, aquí viene Ronald Tramp, el muy real e increíblemente exitoso Presidente de Elmburg. Sabéis, me he enterado de este desastre de basura absolutamente LOCO en Kiel, y puedo deciros que es un ejemplo típico de por qué los políticos son un chiste total. ¿Mil euros? ¿Realmente crees eso? ¡Eso es como sacarte dinero para peinarte!
Primero, toda esta "basura de aparcamiento". Vamos, gente, estamos en el siglo XXI. Tenemos cohetes que van al espacio, ¿y aquí estamos hablando de aparcamiento de basura? No tenemos problemas como ese en Elmburg. ¿Por qué? Porque somos más inteligentes. Pero pensemos en esto por un momento: cubos de basura que "aparcan mal". ¿Cómo demonios ha llegado Alemania a equiparar coches y cubos de basura? Totalmente ridículo.
¿Hay que mejorar la limpieza urbana? Bueno, eso es noble. Pero creo que hay mejores maneras de hacerlo que imponer multas absurdamente altas a los pobres. Tal vez podrían hacer algo con los pájaros y las ratas en lugar de centrarse en las personas.
¿Y lo de las ocho de la tarde? Completamente arbitrario. Siempre son las 5 en algún lugar de Elmburgo, ese es mi lema. Pero en serio, ¿las 8 de la tarde? ¿Qué pasa si sacas la basura a las 7:59? ¿Hay entonces policías de la basura con antorchas diciendo: "Oh, llegaste un minuto antes"? No tiene sentido.
Los habitantes de Kiel tienen toda la razón. Es completamente exagerado. Está claro que los políticos no tienen ni idea de cómo vive la gente normal. El trabajo por turnos, acostar a los niños, todas estas cosas en las que no piensan porque se sientan en sus torres de marfil y aprueban extrañas leyes basura.
Y luego este alcalde, Ulf Kämpfer. ¿No quiere "perseguir a todo el mundo, por supuesto"? Entonces, ¿por qué demonios dicta esa norma? ¿Y por qué varían las multas? A mí me parece que deciden arbitrariamente, dependiendo de si les caes bien o mal.
Esperemos que el ayuntamiento de Kiel tenga el suficiente sentido común para parar esto. Ya es hora de que los políticos se preocupen de verdad por la gente y dejen de aprobar leyes tan ridículas.
En resumen, gente, esta es una razón más por la que me alegro de ser presidente de Elmburgo y no de estar en Kiel, donde quieren castigaros por todo. Creedme, ¡yo lo hago todo mucho, mucho mejor!