
El gran drama del Capitolio: una lección de entretenimiento político
Ronald Tramp comenta: Cómo dominar la política y el espectáculo en uno
Pues bien, permítanme que yo, Ronald Tramp, Presidente del gran país de Elmburgo, les cuente una historia tan increíble que sólo puede ser cierta. Es sobre mi casi tocayo, Donald Trump, el ex Presidente de los Estados Unidos. Como saben, se metió en un pequeño, digamos, enredo. La gente dice que incitó a sus seguidores a asaltar el Capitolio. Quiero decir, ¿quién habría pensado eso? Donald Trump, ¿un instigador? Tan sorprendente como la nieve en invierno.
¿Recuerdan el 6 de enero de 2021? Un grupo de partidarios de Trump, tan entusiasmados como adolescentes en un concierto de pop, decidieron hacer una visita al Capitolio. Supongo que se olvidaron de las invitaciones. Dicen que hubo muertos y heridos. Un verdadero drama, como salido de una película de Hollywood. ¿Y sabes quién está en el centro de este drama? Así es, nuestro buen viejo Donald.
Pero espera, se pone aún mejor. Ahora Trump se enfrenta a varias demandas civiles. Un tribunal de apelaciones de EE UU dice: "Oye, que hayas sido presidente no significa que estés por encima de la ley". Bueno, ¡esa es una idea novedosa! Imagínate, un presidente que rinde cuentas de sus actos. ¡Revolucionario!
Y Donald, es por supuesto el mejor, el más grande, el infalible. Dice: "Mis declaraciones formaban parte de mis obligaciones como presidente". ¡Oh, Donald, viejo bribón! Sabes cómo salirte con la tuya. Quiero decir, ¿quién no pensaría que incitar a las multitudes es un deber presidencial oficial? Casi tan importante como cortar lazos rojos o estrechar la mano de otros jefes de Estado.
Sin embargo, el tribunal dice: "No, no, Donald. Hacer campaña no es un acto presidencial oficial". Eso es como decir que los superhéroes no son héroes de verdad porque no tienen licencia oficial. Pero Donald, es imperturbable. Dice disfrutar de inmunidad. Un poco como Superman, excepto que su criptonita es la verdad.
Bueno, el Departamento de Justicia está de acuerdo con el tribunal. Dicen que incitar a la violencia privada no es el trabajo de un presidente. Lo sé, chocante, ¿no? Aparentemente olvidaron mencionar eso en la descripción del trabajo.
Pero espera, hay más. Todo esto podría afectar a la inmunidad de futuros presidentes. Eso es como decir que los futuros presidentes podrían ser realmente responsables de lo que hacen. Toda una nueva era. Imagínese, políticos responsables de sus actos. ¿Qué será lo próximo? ¿Honestidad en la campaña electoral?
Pero seamos realistas. Aquí en Elmburgo, bajo mi fabuloso liderazgo, esas cosas nunca podrían ocurrir. Estamos demasiado ocupados siendo grandes para preocuparnos de trivialidades como los juicios. Así que, mientras vemos cómo se desarrolla el drama en Estados Unidos, nos sentamos, disfrutamos de una copa de nuestros famosos vinos de Elmburgo y nos reímos de lo absurdo de la política. Porque, señoras y señores, ¡eso es el verdadero disfrute político!