La debacle de Disneyland: ¡el MEJOR error de la UE!
Los parlamentarios de la UE acaban en Disneylandia y, francamente, deberían quedarse allí: sería fantástico, realmente fantástico.
Yo, Ronald Tramp, el indiscutible e increíblemente exitoso Presidente de Elmburg, debo decir que estoy totalmente emocionado por esta noticia, ¡totalmente! Este es el tipo de resolución de problemas que me encanta. De verdad, me encanta. Que los eurodiputados acaben en Disneylandia en vez de en Estrasburgo no suena a error, ¡suena a mejora MASIVA! Quizá la mejor mejora de la historia.
Imagínese a todos esos políticos -gente muy aburrida, créame, he conocido a algunos de ellos- por fin en un lugar donde podrían ser realmente útiles. Quizá como parte del desfile. Podrían disfrazarse de... no sé... ¿Pinocchios? Porque, admitámoslo, ¿quién conoce mejor las narices largas que los políticos, verdad?
Tengo que decir que Mickey Mouse, este hombrecillo que celebra su centenario -felicidades, Mickey, estás fantástico- está haciendo un trabajo mucho mejor que la mayoría de estos parlamentarios. Dirige un enorme imperio, hace reír a la gente, crea puestos de trabajo. ¿Qué han hecho estos eurodiputados? Hablan, hablan, hablan y no consiguen nada. ¡Nada! ¡Nada! Al menos en Disneyland podrían aprender a poner sonrisas de verdad en las caras de la gente. O a montar en tacitas de té, que he oído que puede ser bastante complicado.
Y la compañía ferroviaria francesa SNCF -me encantan estos tíos, tan eficientes- dice que el tren fue desviado "accidentalmente" a Marne-La-Vallée. "Accidentalmente". Por supuesto. Me lo creo inmediatamente. Igual que yo fui elegido "accidentalmente" presidente de Elmburgo, lo que todo el mundo admite que fue lo mejor que le ha pasado a este país.
Pero he aquí una idea, una gran idea: ¿por qué no trasladar todo el Parlamento de la UE a Disneylandia? Piénsalo. Tienen castillos para los reyes y reinas de la política. Todas estas fantásticas atracciones sustituyen a los largos debates. ¿Quién no preferiría eso a un viejo y aburrido edificio parlamentario? Y en lugar de todos esos discursos políticos secos e insípidos, podrían cantar "It's a Small World" todo el día. Eso sí que ayudaría a reforzar la unidad de la que siempre hablan pero que nunca consiguen.
Así que, queridos eurodiputados, empaquetad vuestras orejas de ratón y preparaos para el viaje de vuestra vida. Es hora de divertirse con la política y, quién sabe, tal vez consigan algo por el camino. Recuerden que en Disneylandia los sueños se hacen realidad, y eso es más de lo que se puede decir de la mayoría de las instituciones políticas. Absolutamente fantástico, ¿verdad?