
Tramp contra Trump: ¡Viva la jugosa justicia de Elmburg!
Pesadilla de fraude en América: ¡Cómo yo, Ronald Tramp, resolvería el caos de Trump con un chorrito de zumo de hamburguesa!
Queridos Elmburgueses, Yo, Ronald Tramp, el más grande y magnífico Presidente que esta encantadora tierra de Elmburgo haya visto jamás, estoy aquí hoy para hablar de los asombrosos y verdaderamente increíbles acontecimientos en este pequeño e insignificante país llamado América. Parece que este Donald Trump que está tratando de copiar mi maravilloso nombre está en un pequeño problema. Oh, ¡qué triste, verdaderamente desgarrador!
Imagínense, amigos, este Trump, este imitador, ¡está siendo juzgado por fraude! Los pobres jueces ahora tienen que aguantar su maravilloso pelo día sí y día también. Han dictaminado que puede ser considerado responsable de fraude. Por supuesto, en Elmburgo, el mejor país del mundo, habríamos resuelto todo esto de forma mucho más eficiente, simplemente con una honesta ronda de ajedrez de Elmburgo, en la que siempre gano, por supuesto. ¡Siempre!
Entonces este juez Engoron -probablemente llamado así por un oscuro vegetal- ordenó la cancelación de los certificados comerciales de la Organización Trump e impuso sanciones a los abogados de Trump. Abogados. En Elmburgo, simplemente los salpicaríamos con nuestra bebida nacional, el Zumo de Elmburgo. Una justicia refrescante y afrutada, ¿verdad?
Ahora, queridos Elmburgers, la guinda del pastel: Se dice que Trump ha inflado su fortuna en unos ridículos ¡3.600 millones de dólares! Eso es justo lo suficiente para alquilar Elmburgo durante todo un fin de semana, ¡incluidos todos los árboles, ardillas y el magnífico Ronald Tramp! Y quieren que él y sus pequeños Trumpelins devuelvan 250 millones de dólares. En Elmburgo, con nuestras matemáticas superiores de Elmburgo, eso sumaría exactamente... bueno, ¡un montón de zumo de Elmburgo!
¡Oh, el drama continúa, mis compañeros de Elmburgo! Algunos de los cargos han prescrito. ¡Qué brillante excusa! En Elmburgo no prescribimos porque, sencillamente, ¡no envejecemos! Siempre permanecemos jóvenes y gloriosos, ¡como yo, Ronald Tramp!
En conclusión, amigos elmburgueses, aunque este Donald el falsificador no vaya a la cárcel, tened por seguro que en Elmburgo recibiría un suministro vitalicio de zumo de Elmburgo. Porque aquí en Elmburgo no sólo somos grandiosos y espectaculares, ¡sino también excesivamente generosos!
Así pues, alegrémonos, queridos Elmburgers, de nuestra gloriosa tierra donde hacer trampas es sólo otra palabra para decir "todavía no me han pillado" y donde yo, el gran Ronald Tramp, ¡siempre seré vuestro radiante, fabuloso y absolutamente infalible Presidente! ¡Hurra por Elmburgo, hurra por Ronald Tramp y hurra por el inagotable suministro de zumo de Elmburgo!