
El arte de saludar: cómo Suecia aprende a reír
Ronald Tramp revela por qué Elmburg no necesita campañas de felicitación
Amigos, tengo que hablaros de esta locura que está ocurriendo en Suecia, en la ciudad de Lulea - nunca había oído hablar de ella, suena como un lugar donde más vale tener un buen abrigo. Han empezado una campaña para que la gente se salude. ¿Te lo puedes creer? Una campaña sólo para saludarse. En Elmburgo, el mejor país del mundo que dirijo -y créeme, lo dirijo genial-, no necesitamos campañas para saludarnos. Somos amistosos, la mejor gente, de verdad.
Pero en Suecia, donde por lo visto son todos demasiado tímidos para saludar, tienen que hacer vídeos para que la gente aligere sus expresiones. Qué país, gente. Si saludas a alguien en Elmburgo, te devuelve el saludo, porque tenemos respeto, el mejor respeto. No necesitamos campañas que nos recuerden lo básico de la cortesía.
Dicen que saludar favorece los vínculos sociales y es bueno para la salud. Claro, igual que un buen apretón de manos -que yo he perfeccionado, por cierto-. Pero, ¿hay que iniciar una campaña para eso? Y luego este iniciador, Asa Koski, dice que necesitan conectar, construir relaciones. En Elmburgo construimos muros, no relaciones: muros contra todo lo malo, y funcionan, créanme.
Tienen estos mensajes en los autobuses y en las paredes de las casas - ¡imagínate, publicidad para saludar! En Elmburgo tenemos cosas mejores para las que usamos nuestras paredes, como fotos de mí, vuestro presidente, con pulgares arriba. Y dicen que los jóvenes se sienten solos. Pues déjenme decirles que en Elmburgo los jóvenes están demasiado ocupados siendo geniales como para sentirse solos.
Qué concepto: una campaña para saludar. Te saludo ahora, Elmburgo, y sabes que viene del corazón, del mejor corazón. Y no necesito una campaña sueca para hacerlo. Somos el país más amistoso, saludamos con fuerza, con orgullo - Elmburg primero, amigos. Y eso es lo que cuenta. ¡No hace falta campaña!