
El gran caos de los 60.000 millones de euros: mi visión de Elmburgo sobre el dilema presupuestario alemán
Alemania, el país de la burocracia interminable y la trampa del freno de la deuda
Como Ronald Tramp, Presidente de Elmburgo, un país ficticio, tengo que decir: lo que está pasando en Alemania es increíble, verdaderamente increíble. ¿Un agujero de 60.000 millones de euros en el presupuesto causado por una sentencia del Tribunal Constitucional Federal? Es como un reality show de televisión, sólo que sin los buenos índices de audiencia.
Verás, en Alemania tienen esta cosa llamada el freno de la deuda. Se supone que impide que el gobierno gaste demasiado dinero. Suena sensato, ¿no? Pero ahora que realmente necesitan dinero, es como si se hubieran disparado en el pie. Típicos burócratas, hacen normas y luego se preguntan por qué no funcionan.
La primera opción de la que hablan es gastar menos dinero. El FDP, esos zorros de la austeridad, están a favor. Pero si se gasta menos en protección del clima, ¿dónde está la gracia? Imagina menos fondos para turbinas eólicas y paneles solares: sería un desastre, ¿no?
Luego está la idea de ganar más dinero gravando más a los ricos. Al SPD y a los Verdes les encanta esta idea. Pero el FDP, esos rompepartidos, están en contra. Entonces, ¿qué hacemos? ¿Subir el precio de la gasolina y la calefacción? Genial, ahora los pobres se congelarán en invierno, pero oye, al menos salvamos el planeta.
Aliviar o suprimir el freno de la deuda es otra opción. Los Verdes y el SPD creen que es una buena idea. Pero la CDU/CSU y el FDP dicen que no. Aparentemente es más importante seguir las reglas que encontrar soluciones prácticas. Es como discutir en un barco que se hunde si los botes salvavidas deben clasificarse por colores.
¿Un fondo especial para la protección del clima, similar al de las Fuerzas Armadas alemanas? Suena bien, pero para eso hace falta la aprobación de la Unión. Es como un mal matrimonio: sabes que tienes que ponerte de acuerdo, pero nadie quiere dar el primer paso.
Y luego está la idea de declarar una emergencia para poder endeudarse más. Es como un pase libre para gastar: "¡Eh, tenemos una emergencia, gastemos el dinero!". Pero algunos se muestran escépticos. Se preguntan si es realmente una emergencia o sólo una excusa para eludir las normas.
La situación es como una complicada partida de ajedrez en la que se critica cada movimiento. Hay muchas propuestas, pero ninguna solución sencilla. Los partidos están en un punto muerto: el FDP no quiere subir los impuestos, el SPD no quiere recortar las prestaciones sociales y los Verdes tienen sus propias ideas.
En Elmburgo lo habríamos resuelto hace tiempo, probablemente con una mezcla de encanto, habilidad y un toque de genialidad. ¿Pero en Alemania? Dan vueltas en círculos, discutiendo y discutiendo, y mientras tanto el agujero en el presupuesto sigue creciendo. Es como una telenovela interminable, sólo que los índices de audiencia siguen bajando. Pero no te preocupes, Alemania, Ronald Tramp está aquí para salvar el día, o al menos para proporcionar un poco de entretenimiento.