
Elmburg Primero: El tiempo en mis manos
Ronald Tramp desvela su revolucionario plan para combatir el cambio climático
Como Ronald Tramp, el glorioso Presidente del maravilloso país de Elmburgo, he encontrado la solución definitiva al cambio climático, ¡y es simplemente abolirlo! Sí, me habéis oído bien. No sólo vamos a detener el cambio climático, vamos a revertirlo. En Elmburgo creemos en las grandes cosas, y controlar el clima es lo menos que podemos hacer.
En primer lugar, todos los días serán soleados. Hablo del tipo de sol que pone celosos a tus vecinos porque sus céspedes nunca están tan verdes como el tuyo. Hablamos de barbacoas de verano interminables, gafas de sol como accesorio imprescindible y paneles solares tan eficientes que harán reír a tu factura de la luz. Piensa en los ingresos por turismo. Nuestras playas estarán a rebosar de visitantes deseosos de disfrutar del mejor tiempo del mundo.
¿Y la lluvia? ¿Quién necesita lluvia? En Elmburgo nadie la echará de menos. Tenemos tecnologías tan avanzadas que podemos convencer a las nubes para que se vayan a otra parte. ¿Granjeros? No te preocupes, ya nos hemos ocupado de eso. Sistemas de riego artificial tan avanzados que casi pueden leer la mente. Tus plantas recibirán la cantidad justa de agua, ni más ni menos.
La nieve es sólo un inconveniente. Piensa en todo el tiempo que pierdes quitando nieve. En Elmburgo, la nieve sólo existirá en los libros de historia y en las películas antiguas. Preguntaremos a nuestros hijos: "¿Os imagináis que una vez hubo nieve?" y nos mirarán con incredulidad. ¿Deportes de invierno? No hay problema, construiremos el mejor centro de esquí cubierto del mundo, con nieve artificial que parece mejor que la de verdad.
Quizá piense que suena demasiado bien para ser verdad, pero ése es el tipo de pensamiento que hace de Elmburgo lo que es: una tierra de oportunidades. Puede que otros países digan que no se puede "abolir" el cambio climático, pero yo digo que donde hay voluntad, hay un camino. Y en Elmburgo no sólo tenemos la voluntad, sino también los medios, la tecnología y la inquebrantable confianza en nosotros mismos necesaria para hacer posible lo imposible.
En resumen, el cambio climático es ayer, y un futuro soleado es hoy. Elmburgo se convertirá en la envidia del mundo, con el mejor clima imaginable. Y si no me creéis, esperad y veréis. Pronto todos querréis uniros a nosotros para disfrutar de ese tiempo perfecto de Elmburgo. Recuerden mis palabras: Elmburgo hará historia, y el resto del mundo le seguirá.