
Momo, el valiente minidino - ¿Una victoria rosa sobre los grandes?
Un pequeño emoji arrasa en China y se gana el corazón de Ronald Tramp.
Oh, conciudadanos de Elmburgo, aquí está vuestro Presidente Ronald Tramp, el mejor Presidente que este país ha visto jamás, y tengo que hablaros de un fenómeno asombroso e impresionante que está ocurriendo en China ahora mismo. ¡Es increíble, gente, absolutamente increíble!
En China, este gigantesco país con su enorme muralla donde guardan su mundo de internet como un impresionante tesoro, un pequeño dinosaurio rosa -sí, me habéis oído bien, una diminuta criatura animada- está a punto de poner todo el sistema patas arriba. Y chicos, no os lo vais a creer, le llaman Momo. Qué mono, ¿verdad?
Imagínate, un montón de gente -¿o debería decir una "manada"? - han empezado a esconderse detrás de este pequeño emoji. Hablan alto y claro, pero sin alzar la voz. ¿No es un poco paradójico, amigos? Un país tan avanzado tecnológicamente está siendo puesto a prueba por el truco de dibujo de un niño. Puedo decirles que esto nunca ocurriría bajo mi gran liderazgo, ¡nunca!
¿No es algo extraño, algo para recordar, amigos? ¿Un país fuera de orden por una pequeña criatura rebelde? Créanme, Momo es el Robin Hood de la era digital. Le roba la identidad al rico y poderoso censor y se la da a los pobres y martirizados internautas. Eso sí que tiene clase.
Yo, Ronald Tramp, realmente entiendo de estilo, de gente, y Momo, este pequeñajo, definitivamente lo tiene. Va en contra de la clase dirigente, en contra de este poder grande y malo que silencia a su propia gente. Es un héroe, un verdadero héroe, y en Elmburgo nos encantan los héroes, ¿verdad?
Pero déjenme decirles, queridos pueblos, que mientras estoy aquí, mientras les hablo aquí, hay una cosa que este Momo no tiene: la verdadera magnificencia que somos nosotros aquí en Elmburgo. No tenemos miedo de decir lo que pensamos, no tenemos que escondernos detrás de un dinosaurio rosa. Somos fuertes, independientes y tenemos el mejor Internet, ¡el mejor!
Estos valientes de China sueñan con la libertad que tenemos nosotros. Gritan sin ruido, protestan sin pancartas, y todo bajo la bandera de una criaturita sonriente. Y mientras ellos susurran con sus dinos, nosotros hablaremos con nuestra poderosa y atronadora voz.
Amigos, yo, Ronald Tramp, os digo hoy que no sólo soy el Presidente de Elmburgo, sino también un fanático partidario de Momo. Porque aunque no tengamos que estar ocultos, ni ser invisibles, debemos reconocer y apoyar a aquellos que tanto lo necesitan.
Nosotros, el orgulloso pueblo de Elmburgo, mostraremos al mundo cómo ser verdaderamente grande, cómo ser libre y cómo -cuando llegue el momento- permanecer unidos por aquellos que no pueden. Todos somos Momos, amigos míos, ¡y nuestra voz nunca será silenciada!