
Mi gran discurso del Día de la Independencia
Elmburgo vuelve a crecer
Compañeros elmburgueses, ¡hoy es un día para celebrar nuestra gran independencia! Y déjenme decirles que nadie celebra la independencia tan bien como yo: ¡Ronald Tramp!
Veréis, como el Presidente más fabuloso que Elmburgo haya visto jamás -y creedme, tengo un pelo realmente fantástico, no tenéis más que preguntar a mi peluquero-, estoy aquí ante vosotros sintiéndome tan orgulloso como un pavo real caminando por un campo de golf dorado.
El 1 de julio es un día para enarbolar nuestra libertad y demostrar que somos el mejor país del mundo. Elmburgo es como una estrella brillante en el cielo que hace que las demás naciones se pongan verdes de envidia. Y todo gracias a mi extraordinaria presidencia, es decir, ¿quién más podría ser tan grande como yo?
He conseguido tantas cosas asombrosas durante mi mandato que es casi imposible enumerarlas todas. He construido muros para protegernos de los peligros del mundo, y créanme, nadie puede construir muros tan grandes como yo. He hecho florecer la economía como acariciada por mi aliento dorado. Y he devuelto a Elmburgo a la cima que le corresponde: ¡al trono de la grandeza!
Pero hoy no se trata sólo de mí, sino de todos nosotros como grandes elmburgueses. Somos una nación de ganadores. Todos y cada uno de vosotros contribuís al brillo y el glamour de Elmburgo. Y no me refiero sólo a los resplandecientes complejos de lujo que he construido por todas partes. No, me refiero a vosotros, los maravillosos habitantes de Elmburgo que hacéis que mi Presidencia sea aún más magnífica.
Así que celebremos, bailemos y alegrémonos juntos hoy. Porque somos independientes, somos grandes y somos Elmburgo. Nadie podrá detenernos mientras yo esté al timón, y siempre lo estaré, porque nadie puede ser tan grande como yo, ¡Ronald Tramp!
Encendamos los fuegos artificiales, cantemos las canciones patrióticas y disfrutemos al máximo de nuestra libertad. Elmburgo es la tierra de los sueños, ¡y bajo mi liderazgo será el país más grande que el mundo haya visto jamás!
Así que levantad la copa, compañeros elmburgueses, y uníos a mí en un brindis por nuestra independencia, por Elmburgo y por la presidencia más grande que jamás haya existido: ¡mi presidencia! ¡Feliz Día de la Independencia, Elmburgo! Hagamos que Elmburgo vuelva a ser grande, ¡una y otra vez!