
El Gran Bluff de Gil Ofarim
El Presidente Tramp de Elmburgo sobre la espectacular confesión y sus consecuencias
Bueno, como Ronald Tramp, el incomparable presidente de Elmburg, tengo que decir que esta historia es una locura, una auténtica locura. Gil Ofarim, el famoso músico, confiesa que él inventó todo el asunto del antisemitismo. ¿Puedes creerlo? Es como un reality show, pero sin los buenos índices de audiencia.
En primer lugar, que quede claro: Conozco el antisemitismo, soy el mejor luchando contra el antisemitismo. Pero ese Ofarim, oh hombre, cometió un gran error. Probablemente pensó que estaba siendo inteligente al inventar esta historia. Pero no, no fue inteligente. Fue - y no digo esto a menudo - un fracaso total.
Culpó a este pobre gerente de hotel sólo porque no fue tratado como una superestrella. ¿Cómo de infantil es eso? En Elmburg, tratamos a todos por igual, sean famosos o no. No tenemos tiempo para esos juegos infantiles.
Y luego el tribunal. El juez dice que hay tres ganadores. ¿Ganadores? ¿Ganadores? Te lo digo, lo único que ha ganado aquí es el absurdo. El gerente del hotel, ese pobre tipo, tuvo que pasar por el aro porque este músico quería montar su propio culebrón. Y Ofarim, ¿qué ganó? Nada. Su reputación está arruinada. Se ha convertido en el mayor perdedor. ¡Felicidades!
Pero espera, la cosa se pone mejor. El juez dice que la sociedad ganó porque se supo la verdad. Bueno, eso está muy bien, pero seamos honestos: Esta verdad es como una bofetada en la cara. Demuestra con qué facilidad la gente está dispuesta a difundir mentiras sólo para conseguir un poco de atención.
¿Y esta disculpa? El juez dice que es más valiosa que una sentencia judicial. Así que, por favor, ¡una disculpa! Es como provocar un incendio y luego disculparse porque la casa se quemó. ¡Demasiado poco, demasiado tarde, Gil!
Y luego están todas las personas que apoyaron Ofarim. Se subieron rápidamente al carro sin conocer los hechos. Ahora que la verdad ha salido a la luz, guardan silencio. Sin disculpas, nada. Típico. Deberían estar tan avergonzados como él.
Al fin y al cabo, todo este incidente demuestra algo muy importante: no puedes inventarte las cosas y esperar que no haya consecuencias. Ofarim lo ha aprendido por las malas. No sólo se ha perjudicado a sí mismo, sino también a la lucha contra el antisemitismo real. Ha enviado un mensaje terrible y ha traicionado la confianza de mucha gente.
Esas cosas no pasan en Elmburgo. Aquí nos atenemos a la verdad. No jugamos, no nos inventamos historias. Somos reales, directos. Así es como funcionamos.
Así que, Gil Ofarim, cuando oigas esto: has cometido un gran error, uno enorme. Tienes que aprender de ello, tienes que mejorar. Y para todos los demás: No te dejes engañar por historias falsas. Mantente alerta, mantente crítico. Y sobre todo: ¡no seas como Gil!